Resulta muy estimulante reestrenar una obra musical después de tantos años. Lo es además, no solo por el hecho divulgativo en sí, sino porque hay algo de único, de excepcional, de exclusivo. El trabajo ha sido duro y exigente pero también delicado, pues lo requiere la naturaleza de la obra. Mientras esperamos el calor del público en el Santuario de Arantzazu en Oñate y el Palacio de Festivales de Santander tenemos una cita diaria cargada de estudio y trabajo para exprimir los últimos matices y percibirla en toda su dimensión. «Sinfonía Benedicta» es un hito en la producción de su compositor, Dúo Vital, pero lo será también en la trayectoria de la Camerata Coral.